2017 un año de unidad, de luchas, de batallas que nos permitieron reencontrarnos con la victoria popular. Gracias a un pueblo sabio y libre con conciencia y la decisión inquebrantable de defender su derecho a vivir en paz y recuperar la prosperidad, preservando la soberanía nacional, ha sabido plantar cara ante las mayores dificultades.

2017 un año con un segundo trimestre muy duro y doloroso, en estas horas vaya nuestro sentimiento para con las familias de las víctimas mortales y con los heridos de las jornadas de violencia y odio que sufrimos durante cien días. Es responsabilidad de todos y todas que no se repitan nunca más y que haya verdad, justicia y reparación.

2017 también fue el año de donde sacamos el coraje bravío de la resistencia indígena y de nuestros libertadores y libertadoras y con nuestro poder originario encontramos el camino constituyente para poner freno a la muerte. Somos un pueblo que encara, que exige, que demanda, que interpela, que construye como nos enseñó nuestro Comandante Chávez. Un pueblo que defiende su derecho a vivir bien. A ese pueblo, al que pertenezco, muchas gracias por su fuerza, por su lucha y por su compromiso.

Los invito a buscar en mi cuenta twiter @JauaMiranda y en mi Facebook Elías Jaua Vzla, el link para acceder a una compilación de mis artículos del Blog Horizonte en Disputa, donde se registra lo que fueron mis modestos aportes a la batalla de ideas a favor de la Independencia nacional; del derecho a vivir en paz; de la participación y protagonismo del pueblo, del modelo económico del Socialismo Bolivariano; de los valores de igualdad social y reconocimiento de nuestra diversidad cultural, ideológica, social y política. Estos artículos describen analíticamente lo que hemos vivido en la Patria de Bolívar durante el 2017, en un contexto de agresión extranjera; del peligro de una guerra civil y de una situación económica apremiante para nuestro pueblo.

En medio de la lucha contra las amenazas externas, también hemos dejado testimonio escrito de la batalla que a lo interno del proyecto revolucionario se ha librado contra el reformismo, la corrupción y la traición como procesos que pretenden minar las bases ideológicas, económicas y éticas políticas del Socialismo Bolivariano que el Comandante Chávez dejó en marcha. Lo hemos hecho con la madurez que se requiere para preservar la unidad en estas circunstancias de acoso imperialista.

En 2018 seguiremos junto al pueblo sabio y libre empujando el Sol para que se despeje el horizonte. Somos venezolanos y venezolanas y por nuestras venas corre sangre libertaria y patriota.

Mi compromiso con Uds. de seguir luchando por la alborada de una auténtica humanidad. Con Cristo vamos. Feliz navidad y próspero año nuevo. Nos vemos en el 2018, rumbo al 2030.

El Sol de la victoria de Santa Inés alumbró de nuevo en toda la Patria el pasado domingo, con el triunfo del chavismo en las elecciones municipales, que viene a cerrar un ciclo de victorias en este último semestre del año  2017. Ciclo que se abrió con la iniciativa política y constitucional tomada por el Presidente Nicolás Maduro de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente que nos permitió sofocar con más de 8 millones de votos la violencia armada desatada por la contrarrevolución.


Haber logrado la tranquilidad pública abrió el cauce para la participación electoral que permitió el ejercicio democrático de elegir y ser elegido en las elecciones regionales y municipales, con el saldo de 19 gobernaciones y más de 300 alcaldías para la Revolución Bolivariana.


El pueblo su conciencia, su paciencia, su organización junto a la vocación democrática y de paz de nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana son los soportes de esta victoria a favor del derecho a vivir en paz y a la autodeterminación nacional que tenemos como pueblo.


Este cierre victorioso del año 2017 no está exento de dolores. 140 familias venezolanas hoy lloran a sus seres queridos caídos en la orgia de odio y de violencia convocada por la dirigencia opositora. A todas esas familias nuestro sentimiento y nuestra más sincera solicitud de perdón por no haber podido evitar que nos llevaran a esa situación de enfrentamiento violento entre venezolanos. Iguales sentimientos para los heridos, algunos de ellos y ellas con lesiones para toda la vida.


Nuestro compromiso de insistir por los caminos del diálogo político y del ejercicio democrático para que nunca más esto vuelva a ocurrir.


En paralelo a la victoria política, se desarrollan otras batallas aun por ganar en el campo económico, de la seguridad ciudadana, contra la agresión imperialista creciente y la batalla estratégica por perseverar en el horizonte de la revolución bolivariana, a saber la plena soberanía nacional, la igualdad social, la democracia revolucionaria, la propiedad social, una nueva ética pública y la construcción de poder popular.


Con todo lo que falta por hacer, necesario es reivindicar las victorias obtenidas este año y prepararnos para ganar el año que viene las batallas que le devuelvan la tranquilidad a la vida cotidiana de la familia venezolana.


En el cielo encapotado se abrió un rayo de luz  que nos permite mirar mejor el horizonte del 2018, año donde se pondrá a prueba la permanencia del chavismo en el gobierno, en las elecciones presidenciales.  Estamos obligados por la historia a lograr esa victoria.


Hoy es 17 de diciembre de 2017, conmemoramos un año más del ocaso del Sol de Colombia, la grande, nuestro Libertador Simón Bolívar. En trece años se cumplirán  200 años de su partida. Es responsabilidad de todos los venezolanos y venezolanas que en el año 2030 tengamos una Patria soberana, unida, prospera, desarrollada, igualitaria y democrática, como el mejor homenaje que le podamos rendir sus hijos e hijas. Dios mediante, así será.  ¡Viva Bolívar!

 

El próximo 10 de diciembre se cumplen 158 años de la Batalla de Santa Inés. Batalla por la igualdad social, por el respeto a la dignidad del pueblo, por la verdadera independencia, por la soberanía popular.

El éxito de esa épica popular conducida por el General del Pueblo Soberano Ezequiel Zamora estuvo en su capacidad de liderazgo, en la voluntad de triunfar de sus hombres y mujeres, en la conciencia de la unidad de mando y en la convicción de luchar por una sociedad de iguales, sueño inconcluso del proyecto de Bolívar.

Este 10 de diciembre del año 2017 nos toca librar otra batalla en el campo electoral. La misma corriente histórica y popular que liderizó Zamora y que vio postergada su llegada al poder hasta 1998, cuando bajo el mando de un bolivariano y zamorista, Hugo Chávez logró una victoria estratégica para la construcción de una sociedad donde podamos vivir todos con justicia y dignidad, nos toca participar masivamente para enviar un mensaje claro de paz y autodeterminación nacional.

Vamos a esa batalla en medio de una  necesaria estremecida ética a lo interno de la revolución, de malestares en algunos sectores del movimiento popular por la designación o no designación de candidaturas, de angustia por el ataque especulativo de los últimos días y en el contexto de una agresión económica extranjera cada vez más fuerte.

Es hora de mirar el horizonte, de procesar los malestares, las angustias y las conmociones y convertirlas en fuerza para defender lo estratégico,  por sobre las diferencias tácticas.

Es la hora de oír de nuevo con atención, el llamado de Chávez del 8 de diciembre de 2012, “Unidad, lucha, batalla y victoria”. Nos vemos en Santa Inés. Amanecerá y veremos.

 

El chavismo sintetiza un largo camino de resistencia y lucha que comenzó con la insurrección indígena contra el genocidio español siguiendo con las rebeliones de africanos traídos como esclavos a estas tierras; la guerra de Independencia con las banderas de libertad e igualdad enarboladas por nuestro Padre Simón Bolívar; la rebelión popular liderada por Zamora a mediados del siglo XIX contra la traición al proyecto bolivariano de igualdad social; la revolución restauradora de la soberanía nacional entregada en el altar de las potencias extranjeras de principios del siglo XX; la lucha obrero, campesina y estudiantil por conquistar la democracia desde el año de 1928; la insurgencia guerrillera contra la traición al espíritu democrático que el 23 de enero de 1958 derrocó a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, la resistencia estudiantil, obrera, campesina y militar contra la imposición del modelo neoliberal en la década de los noventas.  Es una corriente histórica, una corriente popular, patriótica, democrática que siempre ha mantenido en alto las banderas de Independencia e igualdad.

Esa corriente popular hace 19 años logró una victoria estratégica, cuando el 6 de diciembre de 1998 eligió Presidente de la República a uno de los nuestros el Comandante Hugo Chávez y bajo su liderazgo emprendimos la recuperación de la soberanía nacional, la construcción de un modelo de igualdad social y de protagonismo político y económico de las grandes mayorías.  En medio de las más grandes amenazas y agresiones del imperio norteamericano hemos podido avanzar en el proyecto histórico democrático del pueblo, lamentablemente con heridas materiales y morales para toda la Nación que debemos sanar.

Ese proyecto es recogido en una frase de Ezequiel Zamora, en víspera de la Batalla de Santa Inés del 10 de diciembre de 1859, “Después de Santa Inés marcharemos a Caracas y ya no habrá hambre, miseria, ni mazmorras, ni grillos para el pueblo que hizo la independencia, pero el fruto fue nada más que para la oligarquía”. Como sabemos ese anhelo fue truncado con el balazo que mató a Zamora, un mes después, en San Carlos, Cojedes.

Ese anhelo es el que recoge nuestro Comandante Chávez en la década de los 90.  Así los expresa, respondiendo a una pregunta de Ignacio Ramonet, en el libro Mi Primera Vida, publicado en 2013. Dice allí el Comandante “En la mentalidad colectiva de la sociedad venezolana de los años 1992 a 1998, radicaba un renacimiento de la esperanza……O sea: comenzó a existir en la imaginación colectiva el deseo de un nuevo país con más justicia, más igualdad y menos corrupción”.

Hace 19 años, por fin llegó la hora mil veces postergada de iniciar la construcción de una sociedad donde podamos vivir con justicia, igualdad, libertad, dignidad. Hemos avanzado, no ha sido fácil el andar, nos falta mucho por hacer, por eso no podemos permitir que se nos vaya esta hora, tantas veces luchada por nuestro pueblo.



Zamora decía que hay que “Hablar siempre con el pueblo, escuchar siempre al pueblo”. Para que el pueblo defienda su poder, tiene que sentir que en verdad lo tiene, que le pertenece a nuestros indígenas, a los campesinos y campesinas; a los pescadores y pescadoras; a los trabajadores y trabajadoras, a los estudiantes; a los soldados; a los y las profesionales, a los comuneros y comuneras; al ciudadano y ciudadana de a pie y especialmente a nuestra juventud. Solo así sentirá que vale la pena seguir haciendo revolución.

Hace 5 años, el líder que nos dio la victoria estratégica, nuestro Comandante Hugo Chávez nos dejó su último mensaje, en el mismo pidió que ante la eventualidad de que ya no estuviera con nosotros, como lamentablemente ocurrió el 5 de marzo de 2013, eligiéramos al compañero Nicolás Maduro como Presidente y más allá lo asumiéramos como el líder de la Revolución Bolivariana. Así lo hicimos y lo seguimos haciendo, con humildad, la inmensa mayoría de los y las chavistas.

En ese mensaje del 8 de diciembre de 2012, Chávez también ratificaba el rumbo democrático, popular, socialista,  pacífico y electoral de nuestra revolución “…Debemos garantizar la marcha de la Revolución Bolivariana, la marcha victoriosa de esta Revolución, construyendo la democracia nueva, que aquí está ordenada por el pueblo en Constituyente; construyendo la vía venezolana al socialismo, con amplia participación, en amplias libertades, que se están demostrando una vez más en esta campaña electoral para gobernadores, con candidaturas por aquí y candidaturas por allá. Libertades. En plenas libertades”. Sigamos pues por el camino de Chávez, el camino que viene de lejos y no por otro, haciendo revolución.

Este 2017, como dice la copla de Florentino, “…al diablo lo cogió el día queriéndonos atropellar”. Como hace 158 años, estamos cerrando este año con una victoria popular a favor de la Independencia, la paz y la igualdad.  Que este domingo 10 de diciembre de 2017, toda Venezuela sea un inmenso Santa Inés y se abra el horizonte hacia el 2018.

Nos duele Chávez, nos duele que algunos quieran usarlo como bandera para cubrirse con él y no para alzarla en la batalla por la honestidad, por el poder popular, por la democracia revolucionaria, por la dignidad nacional. Todos escuchamos muchas veces decir al Comandante que él no tenía compromisos particulares, que su compromiso era con todo un pueblo. Nadie por más cercano que ha estado de él puede apropiárselo y mucho menos para propósitos innobles.


Quienes trabajamos, soñamos, construimos, erramos, avanzamos y convivimos con el Comandante Hugo Chávez, a lo largo o en distintas etapas de su vida revolucionaria, no tenemos derecho a reclamar inmunidades y privilegios, por el contrario lo que tenemos es una gran carga histórica para el resto de nuestras vidas.


La cruz de Cristo que Chávez se echó en los hombros por los pobres de esta tierra, nos toca a nosotros cargarla con humildad y dignidad. Nosotros los compañeros y compañeras de Chávez no podemos vivir de leyendas, a nosotros nos sale es honrar la memoria y la obra del Comandante, todos los días, cada día, con trabajo honesto y esfuerzo revolucionario para construir junto a nuestro pueblo un porvenir de soberanía, igualdad, justicia y dignidad, es decir, una sociedad socialista.


No es a Chávez el que le toca ganar esta dura batalla que estamos librando, es a nosotros que nos toca retomar el camino de la estabilidad y la prosperidad que él consiguió para la Patria. Chávez se fue invicto de este mundo terrenal, no le endosemos a él nuestros errores, nuestras derrotas, honrémosle construyendo una victoria estratégica, popular y revolucionaria, nuestra victoria, que será entonces la victoria de su siembra, de su abono, de la semilla portadora de futuro que dejó regada por este suelo patrio que nos pertenece.

 


Para sus compañeros y compañeras está prohibido justificarse en Chávez. Por mi parte, lo repito, lo bueno que se hizo en la gestiones políticas o de gobierno en la cuales yo estuve al frente es responsabilidad de él, lo malo que se pudo haber hecho es responsabilidad mía.


Es un acto de traición a la confianza que depositó el Comandante en algunos compañeros, salir a decir que tal cosa se hizo porque Chávez me lo ordenó en privado. Sobre todo es deshonesto, porque lamentablemente no está vivo para verificar o desmentir tal historia. Respetemos la estatura moral de Chávez, que en vida siempre supo asumir sus responsabilidades.


Chávez no podemos partirlo en pedacitos con la pretensión de que cada uno se quede con un trozo. Menos mal que Chávez conocía de las miserias humanas que, más temprano o más tarde, suelen desatarse tras la muerte de líderes de su talla histórica. Por eso repitió, nos repitió, a lo largo de todo el año 2012 “Chávez ya no soy yo. Chávez es un pueblo”. Así o más claro.

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