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En marzo de 1994, tras 2 años de lucha de nuestro pueblo, del histórico movimiento revolucionario venezolano, junto a intelectuales patriotas y de izquierda, logramos que el Comandante Chávez fuera liberado. De inmediato, en las paredes de toda Venezuela apareció la consigna “La esperanza está en la calle”. Esa frase resumía el anhelo de un pueblo por un país independiente, con igualdad social, una sociedad honesta, como bien lo explicó nuestro Comandante en varias oportunidades y que en anteriores artículos hemos citado.

               

La columna de campesinos y campesinas, que caminaron más de 400 Kms., desde el estado Portuguesa hasta Caracas, traían como consignas la defensa de la Independencia contra la agresión imperialista; de la igualdad social frente a la exclusión y el atropello al campesinado; de lucha contra los mecanismos de corrupción que les dificultan su derecho a producir. Ellos y ellas son expresión, 24 años después de que el Comandante Chávez saliera de prisión, que la esperanza hoy más que nunca sigue en la calle.

El recibimiento por parte de nuestro compañero Presidente Nicolás Maduro Moros y la apertura de un debate abierto y franco con voceros y voceras de la Marcha Campesina Admirable, es expresión del carácter más genuino de nuestra revolución, democracia protagónica, rebelde y propositiva. Ese diálogo crítico, entre el compañero Presidente y los campesinos y campesinas, también demostró que ya no solo es esperanza, sino que también hay altos niveles de conciencia en el seno del pueblo profundo. Chávez no aró en el mar.

No quiero dejar de señalar que ese nivel de conciencia, también lo aprecié en las delegadas y delegados, especialmente en las y los territoriales, los que vienen de las bases, durante las sesiones del IV Congreso del PSUV.

El nivel de comprensión de las causas reales de la compleja situación que confrontamos, las posibles soluciones y la aspiración de mayor participación en la toma de decisiones, de más poder para el pueblo, fueron planteados con irreverencia en la discusión. En este punto quiero ratificar el reconocimiento a nuestro Camarada Nicolás Maduro como Presidente del Partido, como siempre lo he hecho desde el año 2013, tras la partida física de nuestro líder histórico y fundacional, Hugo Chávez.

Finalmente, quiero agradecer como militante revolucionario a los campesinos y campesinas que se vinieron “A pata”, hasta Caracas, por haber levantado un hermoso imaginario de refundación ética que recorre hoy el país y por demostrar que si se puede luchar dentro de la revolución sin dividirla y que por el contrario es necesario seguir luchando para fortalecerla. Como siempre nos alentaba el Comandante: “Uds. pueden criticar, pueden demandar, pueden interpelar, pueden estar molestos, pueden protestar, pero nunca abandonar la revolución”.

 

Por el camino de Chávez, siempre venceremos.

 

 

¡No podrán con nosotros!